Y a mí me apetece volver a la inocencia primera, y creerme que este año también vienen sus Majestades de Oriente para pedirles imposibles y difíciles para mis amigos del Atelier y para mí misma. Les pediría ingenuidad y candor para entender el mundo y audacia y serenidad para librar las batallas que surjan. ¿Será mucho pedir? ¿Y vosotros, qué pedís?
Mientras os lo pensáis, os dejo con un preciosísimo poema de Héctor Gagliani, os va a encantar. Y cómo no, una ilustración del magnífico Mingote.
No os acostéis muy tarde
LOS REYES MAGOS
"Si vos no te portas bien,
le digo a Los Reyes Magos
que no traigan el regalo,
¡y te quedás sin el tren!"
Es que mi vieja, también,
un poco se aprovechaba...
porque esa noche llegaban
¡Los tres Reyes de Belén!
La carta la había mandado
sin faltas de ortografía;
así Los Reyes veían
de que era un chico aplicado.
Hice todos los mandados,
me lavé hasta las orejas,
porque ese día mi vieja
me tenía acorralado.
La luna hacía brillar
el lustre de mis zapatos...
y si ellos fuesen chicatos
¿quién les podía avisar?
Por eso al irme a acostar,
puse la almohada a los pies
y me acosté del revés
para poder vigilar...
¡Cuando más lo precisaba
me vengo a quedar dormido!
Me desperté a los maullidos
del gato de la encargada...
Ya entraba la madrugada
de un radiante seis de enero,
y un trencito rojo y negro,
del umbral me saludaba...
Lo habían dejado de frente
ya listo para marchar...
con él me fui a despertar
a mi madre alegremente.
¡Qué alegría que uno siente!
- explicarla yo no puedo -
¡unas ganas de ser bueno,
de ser bueno hasta la muerte!
...al que dejaron sin nada
fue al hijo de la de al lado...
¿Cómo se habían olvidado?
Siempre "muy bueno" sacaba...
Con nosotros no jugaba
porque en seguida tosía,
y Los Reyes no sabían
que el padre no trabajaba.
Yo comprendí su dolor
cuando me vio con el tren
se acercó a mirarlo bien
y después lo acarició....
A mí me daba calor
de que me viese jugar
y en casa lo hice entrar
y él también se divirtió.
¡Cuantos, cuantos Reyes han pasado
por la puerta de mi vida
y a mi alma dolorida
cuantas veces la he dejado
como un zapato gastado
esperando a su Melchor
que le trajera el amor
para un mundo envenenado!
Esta noche por los cielos
llegarán Los Reyes Magos;
vendrán trayendo regalos
a los chicos que son buenos,
pero hay otros niños buenos
en otro lado de la tierra,
que por culpa de una guerra
no han de pasar los camellos!
Señor... yo aprendí a rezar
arrodillado con mi vieja;
si nunca, nunca te fui con quejas,
hoy me tenés que escuchar:
¿Por qué tienen que pagar
esos pibes inocentes
de que en la tierra haya gente
que sólo piensa en matar?
Ellos ¿qué saben de guerra?
Ellos quieren Reyes Magos,
¡y ellos, en vez de regalos
tienen un miedo que aterra!
Si vos pararás la guerra,
pasarían los camellos.
¡Yo te lo pido por ellos,
por los pibes de mi tierra!
Héctor Gagliardi